A medida que los niños crecen comienzan a experimentar miedos: a la oscuridad, los monstruos; a situaciones sociales y de evaluación, como hacer un examen o conocer a otros niños, o al separarse de los padres. Todos ellos reminiscencias del temor evolutivo que facilitó la supervivencia de la especie. Una cierta dosis de ansiedad ayuda a los pequeños a enfrentarse a nuevos retos, como pueden ser el nuevo curso o una nueva actividad, ya que le ayuda a estar alerta y hacer un mayor esfuerzo.
La ansiedad es una emoción básica que se presenta en los seres humanos y es totalmente funcional, ya que nos hace estar alerta por si es necesario activar el organismo antes situaciones de peligro, a través de la lucha o huida según sea necesario. Otra cuestión es la ansiedad excesiva, que en los niños se presenta con una intensa sensación de malestar sin un motivo objetivo que lo justifique, acompañada de sentimientos de aprensión y pensamientos reiterativos. Se trata de una de las alteraciones emocionales más frecuente en la infancia. Los niños con familiares con un trastorno de ansiedad también son más propensos a sufrirlos, por un lado por herencia genética y por otro por aprendizaje.
Los más pequeños suelen presentar comportamientos estridentes, continuas llamadas de atención, mucha activación o dificultades para conciliar el sueño. Es importante no confundirlo con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH).
Suelen presentar diversos síntomas característicos:
- A nivel físico: Dolores de cabeza, de barriga, tensión muscular, palpitaciones, mareos, noches de insomnio y una sensación generalizada de nerviosismo.
- A nivel emocional: angustia ante determinadas situaciones, inseguridad, miedo al rechazo o preocupación continua.
Los mayores, preadolescentes y adolescentes, tienen ya capacidad para expresar sus emociones, aunque a veces no es fácil comunicarse con ellos. Suelen presentarse irritables, de mal humor, desmotivados, tal vez rondando malas compañías, o con algún tipo de consumo de tóxicos.
El problema aparece cuando el niño tiene dificultades para manejar su ansiedad, ya que si no recibe tratamiento en edades tempranas puede sufrir serias consecuencias en la vida adulta. En nuestro Gabinete podemos ayudaros a canalizar la ansiedad con Técnicas de Realidad Virtual y Terapia Familiar, entre otras, terapias potentes que además acortan sensiblemente los tratamientos.
MARIA PILAR FUENTE
PSICÓLOGA