Traumaterapia
Los nuevos abordajes de intervención desde el enfoque de la TRAUMATERAPIA, se basan en la integración como el hilo conductor del buen hacer profesional. Proponen un marco de intervención desde el observador interno; pretenden cambiar la mirada, poniendo el enfoque en la experiencia somatosensorial, creando un eje de trabajo en consonancia entre la mente y el cuerpo. Afrontar el trauma desde el conocimiento de uno mismo, desde la compasión de la propia autobiografía personal, pero sobre todo desde la participación activa en el proceso de recuperación.
En ocasiones el trauma puede ser compensado, como un intento de neutralizar los síntomas, a través de conductas que producen un alivio inmediato del mismo, como puede ser a través del alcohol, el juego, la comida, el sexo y en último término el suicidio como vía de escape interno. En los últimos tiempos se muestra un incremento en la población de este tipo de conductas compensatorias y estamos afrontando la nueva pandemia silenciosa que ha hecho que se disparen las tasas de suicidio.
El objetivo es apuntar a la Resiliencia y convertirla en nuestra diana de trabajo, aumentando el número de herramientas basadas siempre en la evidencia científica.
En 1987, Francine Shapiro, psicóloga norteamericana, descubrió que los movimientos oculares voluntarios reducían la intensidad de la angustia de los pensamientos negativos. Inició una investigación con sujetos traumatizados en la guerra de Vietnam y víctimas de abuso sexual para medir la eficacia del EMDR. EMDR reducía de manera significativa los síntomas del Trastorno por Estrés Postraumático en estos sujetos.
Dentro de cada persona existe un sistema de procesamiento de información fisiológico (PAI) por medio del cual las nuevas experiencias e información son normalmente procesadas a un estado adaptativo, es decir, son asimiladas como un recuerdo saludable. La información es almacenada en redes de memoria que contienen pensamientos, imágenes, emociones y sensaciones relacionadas (ligadas entre sí). El resultado de un procesamiento adaptativo es aprendizaje, liberación de aflicción emocional, y la habilidad de respuestas adaptativas y entendimiento.
Las experiencias traumáticas y las necesidades interpersonales no satisfechas persistentemente durante periodos cruciales del desarrollo, pueden producir bloqueos en la capacidad del SPIA para resolver eventos perturbadores o traumáticos. Cuando la información almacenada en redes de memoria relacionadas a una experiencia perturbadora o traumática no se procesa totalmente, produce reacciones disfuncionales, como miedo, pánico, tristeza profunda, sueños repetitivos relacionados con la experiencia, evocación involuntaria de imágenes sobre el recuerdo (flashbacks), entre otras.
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Lo que se hace con EMDR es estimular -mediante movimientos oculares o cualquier otra estimulación bilateral- el PAI, la capacidad natural del cerebro humano, para que la información que ha sido almacenada disfuncionalmente se reprocese, es decir, se reorganice a nivel cerebral, de manera que pueda asimilarse la experiencia y así poder recordar el evento traumático con el menor dolor posible. De esta forma, el recuerdo traumático deja de afectarnos en el presente.
La investigación científica ha establecido que el EMDR es efectivo tanto para el estrés postraumático como para otro tipo de patologías como: Ataques de ansiedad o pánico, desórdenes disociativos, duelos – pérdidas, temor a una intervención quirúrgica, fobias, miedo irracional. EMDR es un abordaje centrado en el paciente que permite que el terapeuta estimule los mecanismos de curación inherentes al propio sujeto. Pone en marcha un sistema de procesamiento de información del cerebro. El modelo EMDR toma en cuenta los componentes fisiológicos de las dificultades emocionales. El método de EMDR enfoca directamente estas sensaciones físicas además de las creencias negativas y estados emocionales de los síntomas que perturban al paciente.
Es fundamental para EMDR que los resultados positivos en su aplicación, deriven de una interacción entre el clínico, el método y el paciente. Para que se obtengan óptimos resultados con EMDR es necesario que la persona que lo aplica sea un profesional en salud mental (Psicólogos clínicos, psicoterapeutas, psiquiatras, enfermeras psiquiátricas) y es esencial que haya recibido un entrenamiento supervisado. La fidelidad a los procedimientos y protocolos es considerada fundamental e imprescindible tanto para la investigación como para la aplicación clínica del EMDR.
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