El 30 de enero, los centros y colegios se convierten en instrumentos de paz y entendimiento entre personas de distinta formación, raza, cultura y religión. El mensaje básico en estos días es Amor universal, No-violencia y Paz. El amor universal es mejor que el egoismo, la No-violencia es mejor que la violencia, y la Paz es mejor que la guerra.
Se conmemora además, la muerte del líder mundial y espiritual de la India Mahatma Gandhi, asesinado a tiros por un fanático hinduista. Este Día defiende y promueve el amor universal, la no-violencia, la tolerancia, el respeto por los Derechos Humanos, la solidaridad, la concordia y la Paz.
Es de gran importancia la educación para la paz como herramienta para poner en diálogo y discusión los grandes conflictos mundiales que hacen sufrir a tantos millones de personas. La formación para la paz, la cooperación y la solidaridad entre los pueblos es una de las finalidades que se plantea. No hemos de olvidar que la escuela es un reflejo de una sociedad con la que comparte defectos, pero en ella también se educa para la vida y se busca desarrollar en los alumnos las capacidades y competencias necesarias para una participación social activa.
Tenemos que ser conscientes de la necesidad de ser buenos compañeros, de practicar estos valores en el día a día; de nada sirve pedir la paz en el mundo cuando en el aula se practican la violencia, la falta de respeto, la estigmatización, los insultos, el linchamiento, la discriminación o el aislamiento. La paz del mundo comienza con estar en paz con uno mismo, el amor del mundo comienza con el amor hacia uno mismo y el respeto hacia la diversidad comienza con el respeto hacia uno mismo. Estos son valores que interesa fomentar desde la más tierna infancia, en casa, en la escuela, en la sociedad.
A veces se dan situaciones complicadas donde es difícil poner en práctica el amor y fomentar la paz, tal vez porque existe un entorno de violencia, u otros problemas que impiden cubrir las necesidades básicas de las personas, tanto en la familia, como en el centro educativo, el entorno laboral, o sociopolítico. Pero ello no debe ser excusa para quedarse estancado en el dolor; cuando es necesario, hay que pedir ayuda, siempre a profesionales cualificados que puedan hacer una valoración exhaustiva de la situación y te brinden las mejores alternativas para que pongas en práctica y así recuperar el equilibrio emocional.
MARIA PILAR FUENTE
PSICÓLOGA