Existen numerosos estudios internacionales que han tratado de explicar mediante diferentes modelos teóricos el origen de esta conducta en la adolescencia. Algunos sugieren que puede estar relacionada con experiencias adversas en la infancia, como el maltrato, mientras que otros ponen el acento en el contexto familiar disfuncional, en la ausencia de figuras de apego estables o en un comportamiento antisocial generalizado desde la infancia. Pero una de las áreas que, sorprendentemente, ha sido poco estudiada es el desarrollo sexual que han tenido estos jóvenes, es decir, las situaciones relacionadas con la sexualidad experimentadas a lo largo de su infancia y adolescencia y que han interferido en su aprendizaje sobre la sexualidad. Aquí se incluyen, por ejemplo, un entorno familiar en el que hayan sido testigos de prácticas sexuales inadecuadas para su edad, el inicio precoz en el consumo de pornografía o la victimización sexual. Todos estos son factores de riesgo que pueden contribuir al desarrollo de conductas sexuales abusivas, pero que ninguno de ellos por sí mismo puede explicarlas por completo.
Siria, S., Echeburúa, E., & Amor, P. J. (2020). Characteristics and risk factors in juvenile sexual offenders. Psicothema, 32(3), 314-321, muestran en este estudio pionero a nivel estatal entre adolescentes varones que estaban cumpliendo una medida judicial por la comisión de un delito sexual en diversas Comunidades Autónomas, que respecto a las características de los delitos sexuales, alrededor de la mitad de las víctimas eran de edad similar a los autores, siendo un amplio porcentaje de niñas y niños más pequeños y en menor medida eran mujeres adultas. La mayoría de estas víctimas eran de sexo femenino, pero hubo un 25% de víctimas masculinas (todas ellas de edad inferior o similar al joven). Alrededor de las víctimas eran personas conocidas por el autor, mientras que el 18% pertenecían a su propia familia y el 36% eran personas totalmente desconocidas. Finalmente, conviene destacar que, si bien en la mayoría de las ocasiones los adolescentes cometieron el delito solos, en un 22% de los casos lo cometieron entre dos o más personas.
Todas estas cuestiones tienen su aplicación práctica para la prevención general de la violencia sexual. En concreto, contribuyen a la detección temprana a través de los recursos dirigidos a la infancia y al análisis de dinámicas sexuales disfuncionales dentro de las familias, aportan información relevante para la aplicación de una educación sexoafectiva temprana y, por último (pero no menos importante), son de utilidad para la evaluación y tratamiento adaptados de manera individualizada cuando estos jóvenes llegan a las instituciones de reforma en el ámbito judicial.
Los resultados de esta investigación nos muestran claramente como el contexto familiar, el estilo de apego, los traumas de la infancia, están directamente relacionados con dificultades en el manejo de la propia sexualidad. Por todo ello es importante reparar estos daños en la estima, restaurar un adecuado manejo emocional, posibilitar unas relaciones sanas, potenciar los recursos personales y ajustar un adecuado control de impulsos. Muchos adultos siguen sufriendo interiormente las condiciones de vida adversa que no han podido superar aun habiendo transcurrido años, y posiblemente haciendo también daño a otras personas aún sin buscarlo; lo cual lleva a repetir patrones disfuncionales transgeneracionales. Es posible minorar, detener, suavizar el trauma e ir mejorando la transmisión generacional y familiar, devolviendo salud al sistema. Superar el trauma es posible en el marco de una buena psicoterapia enmarcada en una buena conceptualización de cada caso, cada vivencia; cada persona es única. ¡Atrévete a sanar tu vida!
Fuente: Infocop | 30/11/2020
Mª PILAR FUENTE.- TERAPEUTA FAMILIAR SISTÉMICA. TERAPEUTA EMDR.
PSICÓLOGA PRESENCIAL Y ONLINE
REG SANITARIO C-15-03566 y C-15-003650