Si hace unos pocos días el titular de la ONU pedía un alto el fuego mundial de todos los conflictos con motivos de la pandemia, ahora ha hecho otro porque lamentablemente la violencia no siempre se limita a los campos de batalla, y la amenaza sobre mujeres y niñas se hace más severa en estos tiempos de confinamiento en el lugar donde precisamente deberían estar más seguras: en sus propios hogares
Debido a la presión que sufren las Instituciones por motivo del coronavirus, donde ahora mismo la prioridad y los recursos están centrados en la lucha contra el coronavirus, los agresores perciben impunidad y seguridad. El caso que otros peligros también reales siguen acechando, están agazapados, y no son tan visibles porque suceden dentro de los hogares, en el seno de las parejas o familias, paradójicamente en el lugar donde las personas debieran sentirse verdaderamente seguras. Y es que el confinamiento ha encerrado a las víctimas con sus agresores.
Están llegando noticias de que la violencia machista está aumentado en estas fechas; lo cual no resulta sorprendente ya que si habitualmente a los agresores les cuesta manejar su ira, sus frustraciones, y las pagan con las personas de su círculo próximo, qué no va a pasar con el confinamiento, situación que por sí ya provoca en cualquier persona sana y equilibrada malestar, ansiedad, enfado, inquietud o nerviosismo. Con los días y semanas el malestar va en aumento, ya que aparecen nuevos escenarios como la vuelta al trabajo progresiva, eso en caso de no haber perdido el empleo, con nuevos hábitos de salud complejos para manejar el día a día. Es que se vive en una situación de peligro y ante esto prevalece la cautela, aunque ésta es privativa de libertad y espontaneidad, lo cual a su vez produce inquietud, frustración, lo cual a su vez hace que la ira, la rabia, salga más fácilmente. Cuando esta ira no se sabe manejar puede resultar muy peligrosa para uno mismo y para los demás, sobre todo a las personas más cercanas y/o débiles, al menos en fuerza física.
El panorama no es alentador, conviene llevar con calma el día a día, pensando que al final la salud es lo primero y por ella todos estamos haciendo un esfuerzo. En los casos de violencia de género no es suficiente, por eso hay que acudir a otros recursos y plataformas que no son los sanitarios y que también pueden salvar vidas; adjunto un enlace guía de pasos a dar en caso de tener necesidades a este respecto: Si eres mujer o niñ@ y estás sufriendo violencia existen mecanismos disponibles las 24 horas del día donde se ofrece ayuda. La vida es lo primero.
MARIA PILAR FUENTE
PISCÓLOGA SANITARIA NRS. C-15-03566 y C-15-003650