Es lamentable la situación de salud en que se encuentra todo el planeta, salvo contadas excepciones, como es el caso de Australia que al ser una isla y estar fuertemente instaladas las medidas de seguridad para entrar en el país: PCR y aislamiento de 15 días antes de salir a la calle, para luego poder realizar una vida completamente normal, como era antes de la pandemia “qué tiempos aquellos”. Es que no hay casos, no hay contagios, la gente se abraza, realiza actividades al aire libre rodeados de gente, se reúnen las personas que quieran donde les plazca, asisten a eventos deportivos como cualquier día de cualquier otra época… ¡Qué envidia! Pero a poco que nos paremos a pensar, es un referente, no ya como continente, nación, país, sino que también a modo más personal.
¿Cómo sería nuestra vida si tomáramos las restricciones que nos indican en serio? Según dice el refrán “quien bien siembra, bien recoge”, parece que tienen mucho que ver los resultados con las actuaciones previas, es decir, los actos tienen consecuencias. Es verdad que el virus no lo escogimos, se presentó sigiloso, sin previo aviso y nos pilló desarmados, falleció mucha gente y otra mucha se ha quedado con graves secuelas. A continuación de que este haya ocurrido, ahora sí sabemos perfectamente que el virus está entre nosotros, que es extremadamente contagioso y dañino, de ahí las importantes recomendaciones de seguridad y salud para tratar de mantenerlo a raya. Aquí es donde entra nuestra parte de responsabilidad personal, en lo que hacemos con lo que tenemos, que es el Covid19 entre nosotros, en cada rincón, en cada momento, en cada calle, en la vida diaria.
¿Cómo podremos atajar la pandemia sino haciéndonos responsables uno a uno, persona a persona? Es muy difícil manejar los tiempos, ya son muchos meses, nos vamos acercando al año, con muchas privaciones sociales de todo tipo, ya que podemos hacer las mismas actividades, ej. Gimnasio, piscina, espectáculos, cultura, ocio, reuniones familiares y/o de amigos, viajes… Son tantas cosas a las que ahora tenemos que renunciar, que a veces cuesta mantener el esfuerzo. Pero si miramos hacia delante ¿qué nos interesa más, preservarnos durante un tiempo para luego disfrutar o con las prisas quizás tirar todo por la borda? En este último caso no habría marcha atrás, ya que tal vez perdamos por el camino algún ser querido, nuestra salud, capacidad laboral, economía o incluso la casa.
Tal vez vale la pena pensárselo dos veces antes de actuar irreflexivamente, simplemente por hastío, cansancio, frustración o impotencia; que sí, que es verdad que todas estas emociones están, pero tal vez nos valga la pena pararnos a respirar unos segundos antes de dar un paso del que luego no podamos dar marcha atrás. No podemos elegir lo que otras personas hacen, los demás responderán por sus actuaciones; pero nosotros sí podemos ocuparnos, en vez de preocuparnos, de lo que hacemos nosotros. Si cada quien así lo hace, en otro escenario nos veremos pronto.
Es hora de coger el toro por los cuernos, mantener la calma, actuar con temple. La situación así lo requiere. Cada vez está más pronto el fin de la pandemia. Podemos poner un granito de arena por nuestra parte para que sea lo antes y con el menos costo posible. Así que mejor disfrutar de lo que tenemos, tiempo para hacer esas cosas que siempre vamos postergando, o también disfrutar de placeres más caseros y a veces olvidados, como una buena lectura, por ejemplo.
Mª PILAR FUENTE.- TERAPEUTA FAMILIAR SISTÉMICA. CLÍNICO EMDR.
PSICÓLOGA PRESENCIAL Y ONLINE
REG SANITARIO C-15-03566 y C-15-003650