Los días se van sucediendo y vamos llegando a la segunda semana de confinamiento, el caso es que todavía quedan otras dos como mínimo. Si a todos nos cuesta vivir recluidos, sin el ritmo habitual de vida, limitados en todos los ámbitos, qué decir de los más pequeños. Ellos se adaptan rápidamente a cualquier situación ya que son flexibles y maleables, naturales, viven el momento como se presenta y son capaces de entender con la mente propia de cada edad cualquier evento o situación vital que se presente. Esto no quiere decir que sea fácil estar con ellos en casa durante un mes, ya que son pura energía y necesitan expresarse, moverse, jugar, pintar.
¿Cómo manejar una casa o peor aún, un piso de pocos metros con pequeños?
Es necesario que los adultos sean en la medida de lo posible también flexibles, más que en otros momentos donde hay horarios más rígidos de colegios, sueño o comidas. Por supuesto es necesario también seguir un orden de vida con hábitos saludables y que los niños entiendan que a lo largo de todo el día hay tiempo para todo. Por la mañana levantarse, desayunar y dedicar tiempo a los estudios ya que desde Educación están facilitando que los alumnos sigan con la formación académica facilitando así poder llevar el curso a término. Se pueden tomar pequeños recreos. Luego la comida, descanso, juegos en familia, tal vez más rato para el estudio según edades. Hacia la caída del día interesa que se vaya bajando intensidad en el ritmo de la actividad, eso facilitará que el pequeño vaya entrando en la fase de descanso y sueño.
Fundamental para llevar todo esto a buen puerto, el establecer límites saludables. Debe haber normas de comportamiento, afectuosas pero firmes. El respeto empieza en la familia y para poder convivir en armonía es necesario que cada uno cumpla su tarea, luego entonces se podrá disfrutar de ratos agradables compartidos. Los padres deben ejercer una autoridad firme y suave a la vez, que muestre todo el afecto que se siente hacia los hijos y a la vez se le marque una senda de actuación, dándoles a ellos también su espacio para que tomen sus decisiones y a la vez sus posteriores consecuencias. Ej. pueden elegir hacer la tarea y luego pintar o pueden decidir encaprichados no hacerla y por tanto se quedarán sin pintar hasta que la hagan.
Es una época estupenda para compartir en familia con tiempo y sosiego, algo que no siempre es posible con los horarios y estilos de vida actuales. Y por supuesto, recordar que somos comunidad y que debemos ser solidarios, primero respetando a los vecinos, recordando que no somos los únicos que estamos confinados y por lo tanto no todo vale; el primer paso del bienestar es la calma y ésta va muy relacionada con el civismo, la educación y la solidaridad.
En la parte inferior se adjunta enlace de recurso con pequeñas indicaciones que pueden ayudar a pequeños y padres a una adecuada gestión emocional en familia. Aunque lo más importante, y ya que los niños aprenden de los padres, auténticos modelos para ellos ¿qué les queremos enseñar?
MARÍA PILAR FUENTE
PSICÓLOGA SANITARIA. NRS C-15-003566 y C-15-003650