Ya en la fase II del proceso de descofinamiento, y con el buen tiempo que anima a ir saliendo al exterior, las calles, las playas, las terrazas, los espacios abiertos, se están llenando de gente. Se percibe la gran necesidad que había de salir de casa, recobrar un ritmo de vida algo parecido a la normalidad, aunque aquellos tiempos de libertad por ahora no son posibles, por ahora es necesario preservar la distancia recomendada y usar mascarilla.
Es estupendo ver como el ser humano resiste y sobrevive a cualquier crisis que la vida nos plantea, tenemos los recursos para adaptarnos a las circunstancias, aprender de los errores y ser más capaces de manejarnos en el ambiente incluso con adversidades. El poder enfrentarnos a estos retos que la vida nos va presentando nos hace crecer como personas, valorar más todo lo bueno que había en nuestra vida y que con frecuencia no se apreciaba, cosa muy importante por cierto, redescubrir valores un poco olvidados como la solidaridad, la comunicación, el afecto hacia los seres queridos, tantas veces olvidado por las prisas, el consumismo, el a veces sinsentido del día a día.
Lo bueno de lo malo es que el Covid-19 nos ha vuelto a reconectar con nosotros mismos, a estar más presentes, con ritmos más humanos, más cercanos a la naturaleza, al sentido de las cosas, al pulso de los tiempos, a deseos tanto tiempo enterrados. Incluso nos está dando la opción a reconvertirnos en positivo, tal vez es hora de plantearse nuevas metas en muchos ámbitos, desde la laboral hasta la personal o familiar. ¿Qué estábamos haciendo que ahora nos damos cuenta? ¿Cómo podemos reconducir nuestras vidas? Todas estas preguntas y alternativas fluyen si le damos paso, salida, están ahí esperando para mejorar siempre nuestra vida, para darnos opciones, oportunidades, en definitiva para darnos respuestas lo cual nos lleva a hacernos responsables de nuestras vidas, de nuestro bienestar. Esto no es tarea fácil en principio, cuando no estamos acostumbrados, pero cuando se le va cogiendo el punto es lo más satisfactorio del mundo. Es vivir la vida en toda su esencia, ser un@ mismo, un ser humano completo, íntegro. Todo ello no tiene precio. Es la aventura de la vida.
El coronavirus nos está dando la opción a retomar nuestras vidas, a marcar nuevos rumbos, a seguir creciendo como personas. Aprovechemos esta oportunidad para salir mejorados como personas.
Juntos podemos!!!
MARIA PILAR FUENTE
PSICÓLOGA SANITARIA NRS. C-15-03566 y C-15-003650