Van pasando las semanas y parece que todavía tenemos para rato con el confinamiento. Por supuesto que la salud es lo primero y por eso la población en general trata de respetar las imposiciones que las autoridades van marcando, ya que precisamente las normas y reglas en la sociedad son para que todos podamos estar mejor y convivir en armonía y con la mayor salud física y mental posible. Aunque no es fácil estar encerrado en casa durante uno y otro día, semana tras semana. Llega un momento que las emociones empiezan a desregularse, por muy equilibrados que hayamos comenzado el confinamiento, poco a poco es normal notar incomodidad, enfado, aburrimiento, preocupación por el futuro o la economía; en fin, puede aparecer la ansiedad, el desánimo, la frustración… y si no se va ajustando puede continuar hacia la depresión, ataques de pánico, explosiones de ira o recaídas en enfermedades mentales más serias.
Los profesionales de la salud estamos también tratando de adaptarnos a esta situación tan extraordinaria y tratando de acercar nuestros servicios a la población, tratando de colaborar desde diversos ámbitos, a la vez que formándonos sobre la marcha en los tratamientos más ajustados a esta situación tan especial que a nivel mundial estamos sufriendo. Creo que toda la población en general está siendo generosa y solidaria; nosotros también queremos poner nuestro granito de arena y mayoritariamente estamos colaborando desinteresadamente con organizaciones, como puede ser en mi caso la Fundación Salud y Persona, contactando con mayores en riesgo de exclusión ofreciendo apoyo psicológico o derivación a tratamientos más específicos presenciales en su lugar de residencia si fuesen precisos. Desde las Instituciones se están organizando plataformas de atención donde los profesionales de la psicología podemos acogernos y desde ahí brindar nuestros servicios, ya que cada un@ por su cuenta sería un caos, es preciso seguir unas directrices y orientación debido a las pautas diarias cambiantes, así como brindar confidencialidad con una adecuada protección de datos, lo que nos lleva a seguir manejándonos desde la profesionalidad. Recuerden atender a informaciones oficiales y veraces, que les puedan beneficiar.
A continuación expongo una serie de números a los que se puede solicitar ayuda psicológica gratuita relacionada con la crisis del coronavirus.
91 700 79 88: Población general con dificultades relacionadas con la alerta y la cuarentena por coronavirus.
91 700 79 89: Familiares de personas enfermas o fallecidas por coronavirus.
91 700 79 90: Profesionales sanitarios y otros intervinientes que precisen apoyo psicológico.
112: A través de los profesionales del Grupo de Intervención Psicolóxica en Catástrofes y Emergencias (GIPCE) del Colexio Oficial de Psicoloxía de Galicia.
De todas formas, informarles que seguimos trabajando y por lo tanto pasando nuestra consulta habitual, aunque ahora online o telefónica, para quien desee proseguir con el tratamiento ya comenzado, o cuando surge una nueva necesidad y es preciso comenzar con un tratamiento personalizado.
Salud y ánimo para todos!!!
MARIA PILAR FUENTE
PISCÓLOGA SANITARIA NRS. C-15-03566 y C-15-003650