El domingo, 8 de marzo, se celebra el Día Internacional de la Mujer, una jornada para reivindicar igualdad de derecho y oportunidades entre mujeres y hombres y denunciar las desigualdades históricas sufridas por el colectivo femenino. Las violencias machistas, la precariedad, la losa de los cuidados, la falta de seguridad y libertad en la vivencia de la sexualidad y el placer y la brecha salarial siguen estando presentes en pleno siglo XXI, año 2020.
Es importante en fechas como ésta, recordar a mujeres pioneras, precursoras, adelantadas a su tiempo, como fue el caso de Kathrine Switzer. Existe una fotografía icónica en blanco y negro que forma parte de la historia del deporte: una joven corre el maratón de Boston de 1967 con el dorsal 261. Y de repente es atacada por uno de los organizadores, que quiere sacarla de la carrera por ser mujer. Otros corredores, su entrenador y su novio defienden a empujones su derecho a seguir corriendo. Y eso es lo que Kathrine Switzer hizo: terminar la carrera, por ella misma y por todas las mujeres que no tuvieron la oportunidad de hacerlo. La atleta rompió un tabú en aquel maratón de Boston de 1967 y desde entonces dedicó su vida a fomentar la igualdad de género en el deporte y la afición por el running en las escuelas como forma de empoderar a los niños. En 1974 ganó el maratón de Nueva York y ha finalizado otros 35 maratones, siendo la pionera que impulsó la inclusión de esta modalidad en los Juegos Olímpicos. Fundadora de la organización 261 Fearless, que organiza carreras y grupos de running femeninos, también es autora de libros como ‘Marathon Woman: Running the Race to Revolutionize Women's Sports’ y ‘26.2 Marathon Stories’. “Ahora mismo, la unión del maratón, correr y el deporte son ejemplos maravillosos de diversidad, inclusión, respeto e igualdad. Si podemos hacerlo en una maratón, ¿por qué no en todo el mundo? Todos corremos juntos y nos da igual el género, como nos da igual si corre un abogado o un fontanero. Esto derriba una gran cantidad de barreras sociales y otras limitaciones. El deporte consiste en motivar y respetar a los demás: esa es la mayor lección que he aprendido”, concluye.
Desde del deporte, y desde cualquier otro ámbito de la sociedad podemos promover la igualdad entre las personas, enriqueciéndonos todos. Es lamentable que en pleno siglo XXI todavía se aparte “a codazos” a las mujeres, en la familia, laboralmente… Necesitamos una sociedad de mujeres y hombres valientes que se manejen con respeto y colaboración entre ell@s.
MARIA PILAR FUENTE. PSICÓLOGA
RS C-15-003650 Y C-15-003566