Hay personas que hacen del peloteo su medio de vida, y otras que se rodean de éstas para que le bailen el agua, debido a su baja autoestima. Es una “profesión” o un “talento” que viene de muy atrás, de tiempos inmemoriales. Los pelotas tienen muchos apelativos: aduladores, halagadores, oportunistas, rastreros, lisonjeros, chaqueteros, palmeros, etc. Se caracterizan por aceptar cualquier opinión de la gente que ellos creen que está por encima, porque creen que así van van a estar protegidos y van a obtener favores con el mínimo esfuerzo. Crean una simbiosis perfecta: uno escucha lo que quiere oír y el otro dice lo que sabe le gusta oír. El adulador consigue permanecer tan agarrado a su presa que a ésta le resulta difícil librarse de él, de hecho, se larga sólo cuando cree que no tiene nada más que esquilmar.
Lamentablemente estos comportamientos destructivos y miserables campan en todos los entornos imaginables, como pueden ser:
El trabajo.- A los trabajadores diligentes se les asigna más tarea suponiendo que no supone sobrecarga para ellos, sufriendo así una situación de estrés continuada, ya que habitualmente disfrutan de más autocontrol y son menos propensos a quejarse. Si alguien está trabajando más hay que recompensarle, de lo contrario, puede acabar yendo a buscar el reconocimiento a otra empresa. La mayoría de los mediocres cree que si no tiene amigos en el poder, o no aprovecha “ las buenas ocasiones” es que es un tonto; se cree que con apenas esfuerzo va a conseguir grandes resultados.
El colegio: El peloteo y chivateo existe porque se lo fomenta. Los niños pelota lo son porque se les permite. Es muy tentador para un profesor sin autocrítica constructiva, sentirse defendido por algún alumno sin espíritu crítico, ante las diversas opiniones y expresiones de alumnos más cualificados e inteligentes, que tal vez puedan cuestionar su alegato.
La familia: Es curioso observar como los oportunistas se sienten inteligentes y a menudo refieren frases del tipo “hay que ser más tolerante” o “hay que hacer las cosas con inteligencia”. Sin embargo, la gente verdaderamente inteligente, con alto CI, se maneja libremente entre la población sin saber que lo son, y sin prestar mayor atención a ello. Cuando un inteligente propone algo constructivo, a menudo un mediocre se apresura a machacarlo, a humillarlo. Los mediocres tienen una falsa autoestima, se jactan, insultan, van pisando cabezas. Y mientras, si la familia no está bien estructurada, pueden manejar a su interés y conveniencia a unos y otros, sin importarle más consecuencia que quitar el mayor beneficio posible, aún destruyendo el entramado familiar natural.
Las sociedades más avanzadas tienen una mejor calidad de vida; suelen tener entre su población comportamientos mas saludables, siendo más productivos, prósperos, encaminados a la consecución de objetivos a base del propio esfuerzo, del mérito personal, lo cual favorece la autoestima, la propia confianza, lo que finalmente redunda en una mayor honestidad y comunicación en las relaciones humanas de cualquier índole.
Si buscas prosperar, mejorar tu calidad de vida, encontrar el equilibrio, defender tus intereses, desde nuestro gabinete podemos ayudarte, ser una guía en tu camino hacia la potenciación de tus cualidades, fortalecimiento de tu voluntad, establecimiento de objetivos realistas y alcanzables, gestión de las frustraciones y altibajos que puedas encontrar; en fin, a ser mejor persona, más sana, fuerte y capaz.
MARIA PILAR FUENTE
PSICÓLOGA