Con mucha frecuencia, las parejas acuden a terapia cuando apenas quedan restos de la relación. Naturalmente se intentan soluciones pactadas entre ambos, con propuestas de ambas partes, a veces aceptables por la otra parte y a veces difíciles de digerir, por decirlo de alguna forma. No es conveniente postergar el pedir ayuda cuando lo necesitamos, es mejor atajar antes las dificultades, ya que se harán más manejables; si es necesario se puede pedir ayuda profesional. Desde la psicoterapia se pueden ver con más claridad aquellos puntos donde está el atasco y a la vez posibles salidas en la dirección adecuada a cada pareja, aunque en algunos casos la vía es la separación, tratándose en estos casos, de que sea lo menos traumática posible.
Cada pareja es única, un mundo, igual que cada persona que la conforma, a la vez que cada quien tiene su propia historia, viene de una familia y trae consigo las ventajas e inconvenientes de haber aprendido en su entorno más próximo a relacionarse; de hecho, los modelos de pareja que solemos conformar son los de nuestros progenitores. Miremos esa pareja, podemos vernos reflejados en ellos ahora, en la actualidad.
¿Qué pasa, cómo ahora podemos ajustar aquello que vivimos de forma desagradable y para nuestra sorpresa repetimos? En primer lugar, necesitamos entender que esto es lo más natural, repetimos lo visto, eso fue lo que aprendimos, así que de forma automática nos va a salir, son patrones consolidados en nuestro interior.
Lo bueno, es que podemos aprender incluso de eso que no nos gusta, pero no desde el rechazo, sino desde la aceptación, que no la resignación. Es algo así como decirse: ‘Está bien, esto es lo que hay, lo que aprendí, lo que me sale. Pero puedo aprender de otra forma. Puedo quedarme con lo bueno y ajustar aquello que no lo es tanto, lo que no me sale tan bien’.
De esta forma podemos tomar la pareja de referencia, nuestros progenitores, y ver lo positivo, con que nos quedamos, y lo negativo, que queremos ajustar ahora, momento presente, en nuestra propia relación de pareja. Desde ahí nos independizamos, comenzamos a trazar nuestro propio destino, en vez de seguir reproduciendo patrones insanos.
MARIA DEL PILAR FUENTE. PSICOLOGA COLEGIADA G-4034
CENTRO SANITARIO C-15-033650
TERAPEUTA FAMILIAR SISTÉMICA. CLÍNICO Y MÁSTER EMDR.