Las Navidades son unas fechas de gran carga emocional. Aparecen recuerdos de la infancia: los regalos de Reyes o Papá Noel, la vacaciones escolares, el compartir tiempo y afecto en las celebraciones familiares con los abuelos, primos…. Algunos de ellos ya no están, la familia se va dispersando y a veces las relaciones son buenas, pero otras veces no tanto, surgen las discrepancias, los malentendidos, aparecen nuevos miembros con nuevos objetivos e intereses. Todo ello hace que aparezca la añoranza por tiempos mejores, más felices, sobre todo esos bonitos recuerdos de la infancia; la añoranza, melancolía, hace acto de presencia contactando con las carencias, faltas del presente. También es cierto que hay personas que no tienen esta fortuna, ya que no tienen buenos recuerdos de la familia y la infancia, lo cual produce un gran dolor, malestar emocional, desregulación, e incapacidad para llevar una vida saludable y productiva. El lado bueno es que en estas fechas no hay tantas añoranzas, o la diferencia no es tan grande al resto del año.
Sea como sea, lo que nos interesa es poder pasar estar fechas lo mejor posible, disfrutando de unos días de asueto, o de fiesta, o quizá realizando un trabajo diferente y especial al de otros días, en todo caso en paz en compañía de los seres queridos. Para ello tal vez necesitemos hacer algún ajuste del tipo:
-Centrarse en las cosas importantes y valiosas y dejar pasar las pequeñeces que podrían incomodarnos en determinados momentos. Podemos sentir nuestras emociones y dejarlas ir, gestionarlas de la forma más adecuada expresando nuestras necesidades de forma asertiva.
-Organizar el tiempo a pasar con la familia, amistades, ocio, responsabilidades, siempre de la forma más adecuada a nuestras necesidades.
-Hacerse un regalo está bien, no dependemos tanto de que los demás estén pendientes de nosotros. También es agradable regalar a los demás. No hace falta tirar la casa por la ventana en estas fechas, se puede celebrar y compartir con moderación.
-Compartir lo bueno y lo malo, pudiendo así dar y recibir apoyo en los malos momentos e incrementar a alegría en los buenos; estar ahí para todo da mucha paz y satisfacción a quien da y a quien recibe.
-Tener una expectativas realistas, resulta más productivo vivir el momento según se vaya presentando, disfrutando de cada instante, variando de actividades, diversificándose.
Se trata de pasar estas fechas en equilibrio, vivirlas como se presentan, con la mayor naturalidad y aceptación posible, valorando todo lo bueno que tenemos y agradeciéndolo, éste ya es motivo de celebración.
Otra cuestión es el balance del año que termina y los propósitos para el que comienza, en fin, todo un reto. Nos conviene valorar los resultados obtenidos y seguir planteándonos los no conseguidos, tal vez tengamos que hacer algún ajuste. Siempre está bien marcarse objetivos realistas y alcanzables, que nos hagan crecer como personas.
¡¡¡FELICES FIESTAS Y PRÓSPERO AÑO NUEVO!!!
MARÍA PILAR FUENTE
PSICÓLOGA