El ruido es uno de los problemas ambientales más relevantes. Las fuentes que lo producen forman parte de la vida cotidiana: actividades domésticas y de ocio, vías de comunicación, actividades industriales, obras y servicios, entre otros. Respecto a los efectos del ruido ambiental sobre la salud hay una fuerte evidencia para las molestias, la perturbación del sueño, y el rendimiento cognitivo tanto en adultos como en niños. Existen estudios que muestran como la población está dispuesta a incrementar el coste de su vivienda, pagar más impuestos o aumentar el recorrido de su vivienda al trabajo con el fin de conseguir ambientes más silenciosos; al mismo tiempo que se considera necesaria la actuación e inversión de entidades públicas y corporaciones locales para reducir la contaminación acústica. El ruido puede originarse por aparatos mecánicos, así como voces, música y otra clase de sonidos generados por los vecinos, aspiradoras, electrodomésticos, reuniones grupales, fiestas, o incluso mascotas. El comportamiento social no respetuoso es una fuente bien conocida de ruido en edificios de pisos y zonas residenciales donde existen también locales de ocio, terrazas, etc.
El manual de la OMS “Night Noise Guidelines” recoge los efectos sobre la salud provocados por el ruido según el grado de evidencia disponible, a la vez que indica algunas recomendaciones:
-Efectos auditivos, como discapacidad auditiva incluyendo tinnitus (escuchar ruidos en los oídos cuando no existe fuente sonora externa), dolor y fatiga auditiva.
-Perturbación del sueño y todas sus consecuencias a corto y largo plazo.
-Efectos cardiovasculares
-Respuesta hormonales (hormonas del estrés) y sus posibles consecuencias sobre el metabolismo y el sistema inmune
-Rendimiento en el trabajo y la escuela
-Molestia
-Interferencia en el comportamiento social (agresividad, protestas y sensación de desamparo)
-Interferencia en la comunicación oral
La contaminación acústica puede causar o contribuir a los siguientes efectos adversos: ansiedad, estrés, nerviosismo, náuseas, dolor de cabeza, inestabilidad emocional, tendencia a la discusión, impotencia sexual, cambios de humor, incremento en conflictos sociales, neurosis, histeria y psicosis; siendo los niños y los mayores las personas más vulnerables a padecer estos síntomas.
Recomendaciones básicas para la ciudadanía:
-Usar de forma cauta los reproductores de música para no dañar los propios odios, así como que las demás personas sean ajenas a esta actividad personal.
-Evitar las actividades de ocio con niveles de ruidos excesivos, y en todo caso no situarse cerca de altavoces.
-Acostumbrarse a poner el volumen de radios y TV moderado, ya que por costumbre suelen ponerse altos sin ser necesario.
-Respetar las horas de descanso de los demás, evitando actividades ruidosas.
-Conducir de forma eficiente, sin acelerones, frenazos o bocinazos.
- Impedir que los niños usen juguetes ruidosos, se sitúen cerca de TV o altavoces, favoreciendo un entorno tranquilo.
A veces mejorar el ánimo, tener más tranquilidad, menos ansiedad, mejor comunicación con el entorno, está en nuestras manos, en las pequeñas cosas a las que no prestamos atención, ya que frecuentemente y de forma rutinaria hacemos demasiado ruido, dañándonos y dañando a los demás. Sería bueno tomar conciencia y favorecer el bienestar de uno mismo y del entorno. En realidad es muy simple, y más económico.
MARIA PILAR FUENTE
PSICÓLOGA PRESENCIAL Y ONLINE
REG SANITARIO C-15-03566 y C-15-003650